Andrés fue uno de los primeros discípulos de Jesús y compartió aventuras increíbles con él. ¡Prepárense para acompañar a Andrés en un viaje de fe, amistad y pesca!
Había una vez un pescador llamado Andrés, en un pintoresco pueblo pesquero junto al Mar de Galilea. Andrés y su hermano Simón Pedro pasaban los días echando sus redes al mar con la esperanza de conseguir una buena pesca para vender en el mercado. Una mañana soleada, mientras Andrés remendaba sus redes en la orilla, vio acercarse a un hombre. ¡Era Jesús, el Hijo de Dios!
El llamado del Maestro.
Jesús se acercó a Andrés y le dijo: «Sígueme, y te haré pescador de hombres». Andrés quedó maravillado con las palabras de Jesús e inmediatamente lo dejó todo para convertirse en su discípulo. A partir de ese momento, la vida de Andrés nunca volvería a ser la misma.
Andrés viajó con Jesús, presenciando milagros y escuchando sus enseñanzas. Vio a Jesús sanar a los enfermos, alimentar a los hambrientos e incluso calmar tormentas con solo una palabra. Andrés estaba maravillado por el poder y el amor de Jesús por los demás.
Jesús calma el hambre de multitudes.
Un día, Jesús y sus discípulos estaban cerca del Mar de Galilea, y una gran multitud se había reunido para escucharlo hablar. A medida que avanzaba el día, la multitud empezó a sentir hambre y no había comida. Jesús se volvió hacia Andrés y le preguntó: «¿Dónde podemos comprar pan para que esta gente coma?». Andrés miró a su alrededor y vio a un niño con cinco panes y dos peces. Lo llevó ante Jesús, quien milagrosamente multiplicó la comida para alimentar a toda la multitud.
Pregunta:
¿Qué le llevó Andrés a Jesús cuando no había suficiente comida para alimentar a la multitud?
Andrés quedó asombrado por el milagro de Jesús de alimentar hasta la saciedad a todos. Se dio cuenta de que con Jesús, todo era posible. A partir de ese día, Andrés se dedicó aún más a seguir a sus pasos y a compartir el mensaje con los demás.
Mientras Jesús continuaba su ministerio, Andrés desempeñó un papel importante en la difusión de la buena nueva. Presentó a su hermano, Simón Pedro, a Jesús, y juntos se convirtieron en dos de sus discípulos más cercanos. Andrés viajó por todas partes, contándole a todos los que conocía sobre el amor y la gracia de Jesucristo.
La gran pesca milagrosa
Una de las aventuras más memorables de Andrés con Jesús ocurrió mientras pescaban en el Mar de Galilea. Después de una larga noche sin pescar nada, Jesús le dijo a Andrés que echara la red al otro lado de la barca. Andrés obedeció y, para su asombro, la red se llenó tanto de peces que ni siquiera pudo subirla a la barca.
Lleno de alegría y gratitud, Andrés supo que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Continuó siendo fielmente su discípulo, compartiendo su amor con todos los que conocía.
Respuesta:
Cuando no había suficiente comida para alimentar a la multitud, Andrés llevó a un niño con cinco panes y dos peces a Jesús.
La gran enseñanza.
Al igual que Andrés, podemos aprender a confiar en el poder y el amor de Jesús, sabiendo que Él siempre nos proveerá y nos guiará en nuestro camino de fe. Sigamos el ejemplo de Andrés y compartamos la buena nueva de Jesús con los demás, llevando amor, alegría y esperanza donde quiera que vayamos.